VICENTA GOMEZ
Explorador de parajes indómitos y recolector de materias necias que duermen en el suelo.
Vicenta Gómez es artista plástica, egresada de la Universidad Nacional de Colombia, con Máster en producción Artística de la Universidad Politécnica de Valencia y en donde también cursa actualmente el doctorado en Arte e Investigación Artística. Ha obtenido premios relevantes como la participación en la Bienal VI FUGA, DKV GRAND TOUR de España y el XXXI Salón Francisco Antonio Cano de la Universidad Nacional. Espacios como La Galería La Cometa, Galería Neebex, la Sala Asab, y La Biblioteca Pública Virgilio Barco han acogido su trabajo en muestras individuales.
Colectivamente ha participado recientemente en las exposiciones Animal Social.Temp en Galería LGM, Exploraciones en Aurora espacio de arte, De clase en la Cámara de Comercio de Bogotá y Periscopio en el MAMU, entre otras. Encuentra en su vida -en las cosas que la rodean, en lo que observa, camina, respira y sientepotencias de creación que desarrolla a través de diversos medios plásticos como el dibujo, la escultura, la instalación, la acción y el vídeo. En sus experiencias de trabajo los medios plásticos suelen desbordarse y transgredir el límite de una definición. Su trabajo también se caracteriza por la serialidad y repetición como métodos de investigación.
Por un ecosistema creativo
Aerolito Ovino
Esta obra surge de mi investigación artística “Viaje a la luna con olor a oveja” (2022-2024), inspirada en un reportaje del 8 de julio de 1969 en el periódico EL TIEMPO. En él, Raquel Vivas Rincón, una artesana de Floresta, Boyacá, relató cómo utilizó lana de oveja traída de Güicán de la Sierra y Concepción, Santander, para recubrir el interior del Módulo de Comando del transbordador espacial Apollo 11. Destacó que el interior de la nave “debería oler a oveja”. Esta noción sensible de reconocer el territorio a través del olor de una oveja me llevó a explorar el habitar de las ovejas en Güicán de la Sierra y las tecnologías que estas han desplegado a lo largo del tiempo.
Me vinculé, a través de mi familia y mis antepasados, quienes son oriundos de Güicán de la Sierra, a una red de campesinos ovejeros, travesías y amigos. Este proceso me permitió reconocer el territorio ovino mediante el caminar y la escucha. La travesía hacia el Aerolito implicó caminar dos días hasta la Laguna Grande de los Verdes, un lugar inhóspito de alta montaña donde se encuentran rocas de sal usadas como suplemento mineral para las ovejas y para delimitar su territorio, evitando que se pierdan. Estas piedras, al estar expuestas a la intemperie, adquieren un carácter inmaterial y efímero, ya que se deshacen con la saliva y la lluvia. Me interesa rescatar estas fuerzas creadoras ocultas en la profundidad de la sierra de Güicán y Cocuy. Las ovejas inglesas, traídas desde Europa en 1756, se han vinculado íntimamente al territorio, volviéndose endémicas de la Sierra gracias al ecosistema de páramo y glaciar con el que han convivido durante los últimos 268 años. Este vínculo revela un territorio lleno de significados y procesos que trascienden el tiempo y el espacio.